Recomendaciones de Práctica Clínica en la Enfermedad de Parkinson
El denominado Grupo Andaluz de Trastornos del Movimiento, integrado en la Sociedad Andaluza de Neurología, recoge en esta obra, editada por Francisco Escamilla Sevilla y Adolfo Mínguez Castellanos, las conclusiones de uno de sus primeros trabajos. En él han trabajado no sólo neurólogos, sino la de otros profesionales dedicados a la Atención Primaria o a los Cuidados Paliativos, y también se han tenido en cuenta las de los propios pacientes y sus cuidadores.
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Me parece una buena recopilación sobre los detalles clínicos importantes de la enfermedad de parkinson, bien estructurada y manejable. Mi crítica va dirigida al apartado de cuidados paliativos, sobre todo porque es mi campo de experteza ahora mismo; me parece que dedica mucho espacio a aspectos que son importantes a nivel general en cuidados paliativos, pero los criterios de terminalidad en Parkinson deberían comentarse un poco más ya que me parecen lo más relevante en este capítulo; me parece necesario destacar lo dinámico de esta valoración de terminalidad, cambiante e incierta en muchas ocasiones durante el curso de la enfermedad, sobre todo en los momentos más inciertos, donde nos movemos en la frontera del abordaje curativo vs paliativo en la mayoría de las decisiones sobre eventos clínicos; y sobre todo echo en falta el detalle de la distinta forma de la valoración del dolor y otros síntomas en un paciente, que normalmente en esta situación, no va a poder comunicarse verbalmente.
En Parkinson además sabemos con mucha antelación que la situación del paciente va a ser muy díficil, los valores reflejados en un Documento de Volulntades Anticipadas son muy necesarios, sobre todo en la fase final de la enfermedad, donde los dilemas éticos son más habituales e importantes; por lo que deberíamos animar a redactar documentos de voluntades anticipadas en las primeras fases de la enfermedad. En la guia la referencia que se hace es sólo a la necesidad de consulta del DVA durante la fase de agonía, y en esta fase suele ser ya muy tarde y de menor eficacia el DVA. Creo que esta tarea de establecer los valores del paciente en un DVA debe ser una tarea compartida, donde el equipo de atención primaria y las asociaciones de pacientes deben jugar un gran papel, ya que tienen más fácil la continuidad de la atención en el tiempo, necesaria para aclarar dudas, afianzar información .
RGG
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